El mar de mis sueños.

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¡Hola! Hoy te voy a contar algo que soñé hace unos días, porque ese sueño me inspiró a escribir este post. Soñé que mi papá me llevaba remando en una piragua sobre un mar muy verde, muy claro, muy hermoso. Y yo le decía: ¿ves este mar? No lo quiero ver solo en vacaciones; ¡quiero levantarme cada día viendo un mar así!  ¡Es que ese es mi sueño y mi motor hace años, incluso a muchos de mis viajes los planeo buscando mi mar ideal!

Pero hoy me levanté y estaba lloviendo. Acá ya empezó el otoño, y yo, brasilera, que viví hasta los seis años en un valle muy caluroso allá en Minas Gerais, ya estoy resfriada. Así que me senté frente a la compu, puse blues, y con unos cuantos pañuelos a mi costado, me dispuse a escribir con un dejo de nostalgia. Cerré los ojos, escuché un solo de guitarra… y pensé en el mar… y en el verano, y en el sol dándome de lleno sobre mi cara, y yo sin estornudos, corriendo descalza en la arena… Y pensé en mi sueño, y en los mares que más amé.

Y bueno, me dieron ganas de compartirte cuáles fueron los que más me gustaron, de los que conocí hasta ahora, acaso buscando alguno que se pareciera al mar de mis sueños.

¿Y cómo sería el mar de mis sueños?

A mí me gusta el mar de colores intensos, azules, turquesas, verdes esmeraldas. De aguas transparentes, tranquilas, con pocas olas y fundamentalmente de climas calurosos. Hay mares preciosos en Inglaterra o en el Sur de Chile, que atesoro en mi retina y en mi corazón, pero esos no son mis preferidos. 

Sin más preámbulos, mis cinco mares preferidos son:

1) Arraial do Cabo, en Brasil.

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Praia Grande en Arraial do Cabo

Es como estar en el mar Caribe pero estando en Brasil. Es de los mares más transparentes que vi, y además cada playa es diferente a la anterior. Ideal para pasar al menos una semana. El paseo en barco hasta la Isla do Farol es un obligado, al ser un área reservada no se puede ir de otra manera, así que tuvimos que contratar excursión sí o sí… y regatear.  Hay un precio universal pero siempre te lo bajan, más si vas en grupo. Ojo yo te tiro el tip y jamás regateé nada (lo hacen mis amigas jaja).

Otra playa que me encantó fue Praia do Forno: para ir hicimos una pequeña trilha (trekking) en la que subimos unos cinco minutos y allí encontramos un punto panorámico desde el cual pudimos sacar muchas fotos. Luego bajamos, contemplando todo el tiempo el mar. Yo fui en enero, y para mi gusto estaba muy llena de gente, pero es hermosa.

Prainha y Pontal do Atalaia no se quedan atrás en belleza. A Praia Grande la venía esquivando porque su nombre me sonaba a playa muy turística y llena de gente, y al final fue mi preferida. Es inmensa, el agua es super transparente y tiene la particularidad de que el sol se pone de frente al mar, los atardeceres son épicos, por lo que es ideal para terminar el día acompañado de una cervezinha en su orla (costanera) donde siempre suena música de fondo, a veces en vivo.

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Ilha do Farol, Arraial do Cabo

2) Caye Ambergris, en Belice.

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El mar de Caye Ambergris

Belice fue una sorpresa. Sorpresa haber llegado hasta ahí, sorpresa el color del mar. La isla de Caye Ambergris se dice que inspiró la famosa canción “La isla bonita” de Madonna. Para llegar fui hasta Chetumal, al sur de México y allí tomé una lancha que demora aproximadamente dos horas en llegar. Para volver, lo hice en avioneta, muerta de miedo, pero ¡que experiencia! Ver el mar Caribe y un país tan verde como Belice desde un cielo no tan alto, me dejó sin aliento.

En Caye Ambergris estuve solo tres días, pero creo que es suficiente. La isla se recorre rápidamente, tanto caminando, como  a dedo o en carritos de golf. Yo tuve la suerte de dar con un paseo en catamarán que salía lo mismo que ir a Chichén Itza. En este mundo siento que es políticamente incorrecto decir que prefiero el mar que unas ruinas mitológicas, pero yo soy así, que le vamos a hacer. Este paseo incluía snorkel en la segunda barrera de coral más grande del mundo, una segunda parada para nadar entre pequeños tiburones y manta rayas (yo no pude, me dediqué a sacar fotos y filmar solamente), comer un terrible pescado recién pescado, ir a una isla rastafari (Caye Caulkner) y volver al atardecer. ¡Épico!. El paseo, por si te interesa, es este:  http://www.catamaranbelize.com/

Caye Ambergris es elegida por muchas personas ya retiradas para pasar el resto de su vida allí. Me encantó como proyecto de vida! ¿Quién sabe, más adelante?

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Caye Caulkner, Belice

3) Mallorca, en España.

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Cala Montdragó, Mallorca

¡Otro mar que améeeeeee!! Sus calas son muy especiales, su geografía me sorprendió por completo. La primera playa adonde llegué fue a Cala Mondragó. Me había llevado una conocida, y teníamos que caminar un par de cuadras hasta llegar a la playa. De golpe aparece el mar así de frente, con unos colores turquesas de no creer y me salió un agggghhhhgggghhhgggaaaahh!! Como que me atraganté y grité, me quedé sin respiración, todo junto! Y la chica se asustó jaja. Además, era agosto, yo era consciente de que estaba en un verano prestado y eso me hacía más feliz aún. Con los días seguí conociendo otras calas y playas, una más bella que la otra: Cala d´or, playa de Es Trenc, Illetes , Soller, cada una con su impronta, diferente a la anterior. Este es un lugar que podría elegir para vivir. Los mallorquines disfrutan de una buena calidad de vida, y son conscientes de ello. La única contra es que no dejan de estar en una isla, a veces se sienten algo aislados.

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Otra cala de Mallorca.

4) Isla mujeres, en México.

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Recién llegada a Isla Mujeres.

Se trata de una pequeña isla Ubicada casi enfrente a Cancún, y fue otro de esos lugares que me dejó sin respiración. Viajé sola y pasé todo un día sumida en mis pensamientos. Si existe un lugar para relajarse y pensar en nada, ese lugar es Isla Mujeres. Aquí podés disfrutar de la misma barrera de coral que en Belice, por lo que es ideal para el buceo y el snorkel; además de su abundante vida marina, allí podrás disfrutar de un museo subacuático de arte, llamado “Musa”.

Para llegar a la isla tenés que tomar un ferry que te dejará en la parte norte. Allí podrás alquilar un carrito de golf, una moto, o podés caminar como hice yo, ya que de un extremo a otro de la isla ¡solo hay cinco km!

Yo caminé, paré a mirar el paisaje, caminé y paré a sacar fotos, caminé y me eché a dormir una siesta, caminé y me senté a comer un pescado con arroz delicioso, caminé y volví a sacar fotos, caminé y me puse a hablar con un francés, todo mezclado pero nos entendimos, caminé y pensé, caminé y deseé quedarme a dormir, pero por alguna ´razón inexplicable no lo hice. Caminé hasta el ferry. Y me volví. 

Ahora que lo pienso, el agua de mi sueño era muy parecida a la de Isla Mujeres.

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Amo este color del mar en Isla Mujeres.

5) Puerto Madryn, en Argentina.

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Reserva Provincial Punta Loma, Puerto Madryn.

Este mar viola la regla del agua calentita, pero no puedo evitar ponerlo en la lista. Uno de mis primeros viajes de mochilera fue allí y también me quedé sin respiración al verlo.  El paisaje es semi desértico, con acantilados de color arena contrastando con ese azul intenso… hasta ese momento no tenía idea de que en Argentina hubiera un mar con esas características. 

Caminar hasta donde te den las piernas hará que siempre encuentres un rincón más lindo que el anterior. Mi playa preferida fue punta Este y luego Playa Paraná, donde había un barco hundido.

Un punto aparte merece Puerto Pirámides, a unos 100 km de Madryn, ubicada en la Península de Valdés, un área protegida famosa por su riqueza marina y por ser el punto elegido por la ballena Franca Austral para su reproducción. Yo nunca hice avistaje de ballenas, pero sí atesoro varios momentos kodak de ese lugar, especialmente un recital de la Bersuit en la playa y la vez que hice sandboard en sus dunas mirando el atardecer. 

Las playas de Puerto Madryn y de Puerto Pirámides aparecen recurrentemente en mis sueños, me quedaron grabadas en la piel. Estuve dos veces allí y siempre digo que son mis lugares preferidos de Argentina.

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Eco Centro, Puerto Madryn.

¿Sólo cinco mares? ¿No es muy poco?

Para mí que amo el mar, es poco, pero cuando tuve que hacer mi top five, quedaron claros cuáles eran mis preferidos. Esos son los mares de mis sueños, los que más se acercan a lo que estoy buscando. Sé que aún me quedan muchos por conocer, y lo haré cuando toda esta locura se termine. Mientras tanto, espero que pase el frío mirando el Río Paraná (al que también amo), y soñando con aguas verdes y calentitas…

¿Y vos? ¿Soñás con el mar a veces? ¿Cuál es el mar de tus sueños? ¿Preferís con olas o con aguas tranquilas? ¿aguas frías o calentitas? ¡En la variedad está el gusto!  ¡Te leo!

¡Nos vemos la próxima semana! ¡Abrazo viajero!

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    2 comentarios en «El mar de mis sueños.»

    1. Me encantan tus relatos. Yo también prefiero aguas tibias y mares de colores intensos.
      Nunca hice un listado, pero del tuyo me faltan conocer todos. En Mallorca seguro no supe elegir Xque no me gustó. Seguiré leyendo tus divertidos relatos viajeros

      1. ¡Gracias Liliana! No te gustó Mallorca? yo amé. Viste como es todo tan subjetivo, a mí no me llamó la atención Barcelona, que todo el mundo ama. Quien te dice algún día nos encontremos en alguno de esos mares calentitos, ¿no? ¡No perdamos la esperanza! ¡Abrazo!!

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